Antoinette Torres, fundadora de Afroféminas
13 noviembre, 2017Antoinette Torres Soler es cubana, nació en la Habana hace cuarenta años, y vive en España desde 2007. Es diplomada en Pedagogía y Psicología de la enseñanza artística y Máster en Comunicación y Publicidad por la Universidad de Zaragoza (UNIZAR). Antoinette es profesora de Feminismo negros y se dedica a la gestión cultural. Pero el currículum son sólo palabras, porque Antoinette es, antes de nada y como a ella le gusta decir, la creadora de la revista digital Afroféminas, un espacio dedicado a la mujer afrodescendiente. Recientemente visitó País Vasco para participar en los Encuentros sobre Islamofobia y Género celebrados el 6 y 7 de Octubre en el campus de Guipúzcoa de la UPV por SOS Racismo. Es allí donde nos encontramos, la escucho y descubro que tiene mucho más por contar, mucho más por transmitir y por enseñar. Antoinette Torres es entrevistada por Irene Postigo
Antoinette, ¿qué es Afroféminas? ¿Con qué propósito surge?
Afroféminas surge como espacio de empoderamiento. En primer lugar yo necesitaba entender la percepción que hay de las mujeres negras. Ser confundida, sin mediar palabra, por la señora que ocupa el último lugar en cuanto a importancia laboral, me sorprendía. No tengo nada en contra de la señora que limpia pero, en mi caso por ejemplo, yo no lograría saber qué ha estudiado cada cual -o cómo vive-, sólo a través del contacto visual. No logro entender por qué se da por entendido que no hemos estudiado, que somos ignorantes, dependientes, incapaces de salir adelante, de emprender. Esto ya no es un techo de cristal, esto es un muro bien visible, tanto como mi piel negra.
Es decir, el significado que tiene ser negro en España es preocupantísimo. Y en cuanto fui madre esa preocupación se trasladó a mi hija. La negritud aquí es símbolo de mofa, pobreza, suciedad, ignorancia. Nuestra experiencia vital como mujeres negras nos da todas esas claves. Por ello, como persona que ha estudiado Filosofía, como alguien que ha sido profesora en la Universidad de las Artes de Cuba durante 5 años, es decir, como teórica y como persona que vive esto, he decidido buscar soluciones. Si estas cosas no se viven, no se entienden. El problema principal que yo noto es la omisión de estos temas en la educación reglada en general.
¿Cómo percibes la educación hoy en día? ¿Es inclusiva? ¿Qué problemáticas identificas?
Como te decía hay omisión. Se evita hablar claro y esto pasa porque la inmensa mayoría de los profesores y profesoras tienen unos sesgos enormes. El primer taller que hice con chicos jóvenes en un centro público delante de sus profesores fue el de Microrracismos-Micromachismos. Ya para empezar la prensa reconoció el término micromachismo, sin embargo el primero no. Y ahí está el otro problema: el racismo no se reconoce como una opresión vigente.
Ese día le pregunté a los chicos claramente: ¿Qué cosas positivas habéis escuchado de las personas negras? Las respuestas fueron más que variopintas: 1- Son divertidos. 2- Son buena gente. Estas, como puedes ver, son dos respuestas sesgadas. Yo puedo decir mi amigo Eduardo, que es blanco, es divertido, pero a nadie se le ocurre decir: ‘Todos los blancos son divertidos’. Aquí está el sesgo. ¿De dónde sale que los negros son divertidos? Si a un colectivo de la ciudadanía se lo percibe a través de 2 ó 3 características, ¿ los estamos viendo como seres humanos? Y vuelvo a lo mismo. De esto nos damos cuenta los negros. Tanto el cine y el resto de medios de comunicación se han encargado de convertirnos en el personaje poco creíble, con el cual sólo podemos reirnos.
También pregunté a los chicos qué cosas negativas habían escuchado de las personas negras. Aquí, aunque costó más, también salieron respuestas. La primera fue: Transmiten enfermedades. Luego llegaron las típicas : vivimos de la SS, etc. Esto lo pensaban chicos de entre 15 y 17 años. Después de esta parte del taller, me tocó derribar cada uno de los estereotipos y más adelante traer a clase mujeres y hombres negros reales, formados, exitosos y que residen en España.
Fue una experiencia muy chula porque te das cuenta el bien que estás haciendo cuando los chicos al marcharse me decían: nunca me lo habían contado así, tengo para pensar en casa y hasta llegaron a decirme “ he sido racista y no lo sabía”. Para esto y más sirven los talleres de Afroféminas. He de destacar la función de los profesores. Ellos tenían mucho interés en que los chicos recibieran estos talleres. Los profesores pueden convertirse en los mejores referentes o en los peores obstáculos. Y todo porque se sienten interpelados y no están preparados para cuestionar su privilegio.
He hecho muchos talleres con adultos. Tengo que decirte que todos terminan con la gente haciéndome preguntas y sin deseo de parar o sencillamente sin querer irse jajaja. Me pasa siempre. Cuando lo hago en la librería La Caníbal, en Barcelona, esto es un clásico jajaja. Con esto quiero decir que este tipo de encuentros no son un “ajuste de cuentas”, pero eso sí, tenemos que estar preparados para mirarnos y cuestionarnos. La mayoría de la gente es muy receptiva. Y para mí eso es una buena noticia. Estos conocimientos deben salir de nuestra comunidad , entrar en los espacios legitimados y crear debates y encuentros.
La verdad es que yo lo disfruto mucho y además me sorprende la acogida de la gente. Estuve en Mallorca por ejemplo en junio y luego volví en septiembre. Pues allí estaban la mayoría de las chicas que habían ido al primero y luego al final todo eran abrazos de personas que apenas yo conozco. Este trabajo es muy gratificante.
La cuestión entonces radica en cómo educar en la igualdad. ¿Es posible conseguir, desde la escuela, que niños y niñas no reproduzcan actitudes racistas?
Como te decía anteriormente la clave son los profesores y profesoras, los adultos en definitiva. Yo comenzaría con cuestionarme qué se entiende por igualdad y verás cuántos sesgos racistas salen en esa respuesta. Los planes de Igualdad son la viva representación de esto que digo. Estos documentos reconocen el machismo y la comunidad LGTBI, pero el resto de la ciudadanía y sus opresiones no existen. Es decir la principal opresión que yo tengo ahora no es el machismo sino mi raza. Me siento orgullosa de lo que soy, de lo que he logrado como profesional, como madre, como esposa. He creado una familia donde el machismo no tiene cabida. En casa todos cocinamos, todos peinamos a nuestra hija, todos la duchamos, todos hacemos la compra. Nadie tiene un rol específico y con todos mis respeto a las ilustradas, esto no vino de haberme leído diez autoras feministas (que igual lo he hecho), sino de mi haber nacido en una familia matriarcal formada por mujeres negras, donde lo importante era estudiar y salir adelante; donde el hombre se convertía en compañero de vida, pero en ningún caso en sustento económico. Para eso, entre otras cosas, estudiamos en casa.
De racismo en España, sólo se habla el día del racismo y sobre todo de un racismo que no cuestiona a nadie. Si hay racismo, entiendo que es porque hay cosas que no se están haciendo bien. ¿Dónde están esos cuestionamientos? ¿Dónde están esos análisis y, sobre todo, esas políticas?
Como madre, ¿cómo recomiendas hablar con los más peques? ¿Has tenido que reflexionar sobre vivencias o actitudes con tu hija?
Cuando mi hija tenía unos 3 años, se levantó un domingo y nos dijo: papá es rosa y mamá es marrón. Nos reímos muchísimo y seguidamente le dije: mamá no es marrón, mamá es una mujer negra y papá es un hombre blanco.
Con esto quiero decir que la negritud se ha de aceptar con absoluta normalidad y además tener muy claro que, todo lo que dicen que somos, no es cierto: que es, nuevamente, una artimaña del poder para eliminar competencia ante las oportunidades.
Si mi niña menciona publicamente la raza como, “mira mamá son mujeres negras como tú”, pues en ese momento ni me enfado, ni bajo la voz. Cuando me ocurrió eso le sonreí y le dije: “Así es cariño, son mujeres negras como mamá”. A partir de ese día hice una amistad lindísima con una señora nigeriana que llevaba a su hija al cole. Mi hija cada vez que la veía de camino al cole salía corriendo a abrazarla. Ahora le echamos de menos porque se ha mudado a Londres.
A través de estos gestos, absolutamente espontáneos, mi hija aprende normalizar, a tener relaciones con otras personas afrodescendientes o árabes (sobre todo en el parque). Me gusta que se lleve bien con todo el mundo y que el clasismo no constituya para ella una barrera en las relaciones humanas. Poca gente puede decir eso en España. Te lo puedo asegurar. La gente se acerca al diferente para regalarle la ropita que se le ha quedado pequeña a su hijo, pero no para tener una relación de igual a igual con la otra persona. La vida siempre nos pone en nuestro sitio, afortunadamente.
¿Cuál es tu perspectiva de futuro? ¿Eres optimista?
Aspiro a que Afroféminas cree empleo de calidad. Es mi gran sueño. Es muy complicado encontrar inversores pese a que hoy llegamos al millón de visitantes únicos. Pero yo no me rindo y sigo buscando.
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