El arte y la libertad
23 noviembre, 2020“El arte me hace sentir libre”.
Por Nahia Varela Molina.
Alumna del grado en Relaciones Internacionales.
Hoy he tenido la oportunidad de entrevistar a Cruz Noguera, actor y director de teatro venezolano. Cruz nos detalla cómo para él el arte y la creatividad son dos conceptos inherentes a lo que él entiende por libertad.
Buenos días Cruz, ¿podrías presentarte?
Hola, mi nombre es Cruz Noguera, soy venezolano y llevo 10 años en España (2 en Madrid y 8 en Bilbao). Además, soy actor y director de teatro y, entre otras cosas, llegué a España buscando ampliar mis estudios de interpretación.
Entonces, ¿fueron los estudios la razón por la que llegaste a España?
Principalmente sí. De todas formas, la “culpa” la tuvo mi mujer. Ella es cooperante y la conocí porque mi compañía de teatro en Venezuela colaboró con su asociación. Tras varios años de noviazgo decidimos casarnos en España.
¿Por qué, a pesar de vivir en Caracas, decidisteis casaros en España?
Nos casamos en Lekeitio para poder invitar a la familia y amigos de mi mujer, que es del País Vasco. Además, creímos que sería mejor poder realizar ese trámite burocrático en España. Ya en aquel momento la situación política y socioeconómica en Venezuela era delicada y por eso creímos que casarnos en España era una buena opción de cara a un posible traslado futuro.
¿A qué te refieres con situación delicada?
La situación no era tan alarmante como ahora, sin embargo, ya en aquel entonces el país carecía de materiales básicos como medicinas, por ejemplo. El acceso a los servicios mínimos no estaba garantizado y no había suficientes recursos para abastecer a toda la población.
Ahora resides en Bilbao, así que parece que se han cumplido tus expectativas de salir de Venezuela.
Sí, así es. Al de poco tiempo de volver a Venezuela a mí me salió la oportunidad de seguir formándome Madrid, así que no dejé escapar la oportunidad.
¿Qué tal fue tu adaptación a España? ¿Te sentiste excluido marginado en algún momento?
Mi mujer me ha facilitado mucho mi adaptación e integración social: me ha presentado a sus amigos, su familia… me he sentido muy afortunado. Sin embargo, a nivel profesional he tenido más dificultades ya que nunca he podido convalidar aquí los estudios que realicé en Venezuela. Eso ha hecho que me sienta privado de oportunidades y acceso al mundo laboral.
¿Afecta eso a tu noción de la libertad?
Claro. He sentido una necesidad constante de tener que demostrar mi valía. A lo largo de mi recorrido profesional me he encontrado con muchas dificultades. El mundo artístico/cultural es muy hermético y las dinámicas están muy consolidadas. El acceso es difícil y más aún si eres una persona inmigrante.
¿Por qué el mundo de las artes escénicas es difícil para las personas migrantes?
En el mundo del arte también hay estigmas y estereotipos: el aspecto, el acento… estos aspectos hacen que se te atribuya un rol o personaje específico. En mi caso, a los venezolanos se nos asocia con la imagen de los narcotraficantes y delincuentes. A las personas migrantes se nos atribuyen papeles concretos basados únicamente en consideraciones físicas.
¿Cómo has contribuido tú a la ruptura de estos estigmas?
Soy el director del proyecto “Historias detrás de la valla”. Esta es una iniciativa que une la cooperación internacional al mundo del arte a través de la creación y producción de pequeñas obras de microteatro que narran historias basadas en testimonios migratorios. Contamos las historias de las personas que emigran, queremos darles voz y visibilidad.
¡Además, hemos conseguido juntar todas las pequeñas obras y hemos creado un macroproyecto – Boza! – que las agrupa y las presenta como las diferentes etapas del ciclo migratorio. Es curioso ya que la palabra de boza proviene de la lengua fula – hablada por la etnia fulani arraigada en África Occidental – y significa libertad. Las personas migrantes gritan boza cuando finalmente consiguen alcanzar Europa; es un grito de alegría y esperanza.
¿En qué piensas cuando hablamos del concepto de la libertad?
Es un concepto tan amplio que parece que no existe. Nadie es completamente libre, tenemos limitaciones dependiendo de cuál sea nuestra condición.
Pero, por encima de todo, cuando pienso en libertad me entran ganas de cerrar los ojos. Creo que la libertad es interna, la tienes dentro de ti. La libertad existe solamente en la mente del ser humano. Cuando cierras los ojos no hay límites para tu imaginación; y es ahí donde empieza el arte. La libertad es ajena a la realidad física, es una condición mental. Un espacio en el que no existen el miedo y las limitaciones. Y para mí eso es el arte, un espacio seguro donde puedo viajar a un universo en el que no hay barreras, soy libre de pensar y expresarme tal y como yo quiero.
¿Cómo te gustaría que la situación en relación con la privación de la libertad cambiase?
Yo creo que las barreras que nos limitan tienen que ver con el no reconocer a la persona de nuestro lado. Tenemos que sensibilizarnos y evolucionar como seres humanos.
Todos somos uno y por ello tenemos que acogernos, entendernos… la clave está en la unión y en la empatía.
Imagen portada: Historias detrás de la valla
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