‘Las nuevas generaciones no tienen concepto de nacionalidad, en ellas la interculturalidad está más normalizada’

Fatma Mohamed Salem es refugiada saharaui y apátrida. Nació en el campamento de refugiados saharaui en Tinduf (Argelia) que lleva 43 años esperando a que se solucione el problema del Sahara Occidental. Gracias a una serie de asociaciones que ofrecen a los niños saharauis la oportunidad de acceder a un futuro mejor,  llegó a Madrid hace 14 años, donde terminó su bachiller. En Bilbao se licenció en Marketing y Comercio Internacional.

Fatma es también miembro de Amnat Thawra, un colectivo de mujeres saharauis tanto de los campamentos de refugiados y de los territorios ocupados del Sahara occidental como de mujeres saharauis que viven en el extranjero. Son chicas de diferentes creencias, formas de pensamiento e inclinaciones políticas que quieren construir un espacio en el cual puedan luchar por el pueblo saharaui, por la integración y la convivencia desde el respeto y la comprensión.

Ahora escribe para Refúgiate, un blog de motivación para las personas de los campamentos. Estas personas “llevan muchos años esperando no se sabe qué, pero esperando. En los campamentos tienes un deseo de que algo vaya a ocurrir, pero no tienes la certeza de que suceda, ni con esfuerzo. Es una causa que no interesa al mundo internacional, entonces todos le dan la espalda. A día de hoy sigue imperando la ley del más fuerte”. Fatma piensa que la sensación que genera la desesperación de estar esperando se reflejaba muy bien en el documental de TITO, ganador del concurso Dame 1 minuto de REFUGIO: “cuando ves Tito te desesperas porque la película avanza y no está pasando nada. Los saharauis llevan 43 años sin que esté pasando nada”.

¿Cuál es tu participación en D1M?

Conocí Dame 1 minuto a través del Fair Saturday, donde cada año se proyecta el ganador de la anterior edición. Este año participé en el estreno del documental de TITO y hablé de la situación en el Sahara. Entonces conocí a Txabi, y me propuso colaborar en el programa de este año que tiene como centro la interculturalidad.

La interculturalidad es un tema que me afecta de lleno. Me gusta todo lo que tiene que ver con ésta, porque quiero demostrar que independientemente de lo que seamos, creamos, de dónde venimos o qué idioma hablamos, al final somos personas y eso no nos lo va a quitar nadie. Todos y todas tenemos las mismas preocupaciones y los mismos deseos en la vida.

 

Durante tu estancia aquí, ¿has tenido presente la interculturalidad?

Puedo decir que Bilbao personalmente a mí me ha acogido bien. Sin embargo, a veces cuesta. Por ejemplo, a nivel laboral, me cuesta mucho entrar en una empresa. Por mi currículum todo el mundo quiere contratarme, pero cuando me ven, su primera imagen es una mujer en una tela. Si me van a juzgar por cómo voy vestida, yo sé que ahí no está mi sueño.

A veces también en lo noto en lo social, a la hora de relacionarme, cuando alguna amiga me invita a tomar un café con otras personas que no me conocen. Pero no es necesariamente malo, al final lo desconocido no te tiene que dar miedo, te tiene que despertar curiosidad.

 

¿Qué te parece que se lleven a cabo este tipo de eventos?

Me parece muy bien. Pienso que sobre todo van destinados a personas que no han tenido la oportunidad de convivir con otras culturas. Con las futuras generaciones quizá no sea importante seguir organizando este tipo de galas, porque ya habrán convivido con personas de otras culturas durante sus vidas. Como antes las fronteras no estaban tan abiertas y no había tanta gente distinta, nosotros siempre hemos tenido nuestros amigos de toda la vida, que piensan igual, que visten igual, con las mismas costumbres.

Las nuevas generaciones no tienen concepto de nacionalidad, en ellas la interculturalidad está más normalizada. Ahora es necesario llevar a cabo este tipo de eventos, pero confío en que en un futuro no lo necesitaremos.

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