«Tenemos que educarnos entre nosotras y llevarnos de la mano»
25 noviembre, 2016Como siempre me han interesado bastante los problemas relacionados con los derechos de las mujeres y de las minorías sexuales, he intentado informarme acerca del estado actual de estos temas en Grecia. Tras innumerables conversaciones informales y mucha observación crítica, determiné que los roles tradicionales de los sexos se mantienen relativamente firmes. Las mujeres están maquilladas y llevan tacón. Los hombres pagan. Las mujeres cocinan y limpian, y los hombres las comparan con sus madres. Las mujeres participan menos en la economía formal, y tras la crisis han sufrido mayores niveles de desempleo.
El día en el que un compañero me dijo que aquí no existe actualmente la desigualdad de género fue el mismo día en el que otro me dijo que a los hombres griegos no les importa lo que dicen las mujeres. Mis observaciones fueron desconcertantes, pero no inesperadas y dudaba encontrar un movimiento feminista prominente aquí. Más preocupante fue que al investigar cooperativas que ayudaran específicamente a mujeres refugiadas (ya de por sí increíblemente vulnerables) no encontré casi nada, y empecé a imaginarme que en Grecia (por falta de recursos o interés) los derechos de las mujeres refugiadas no son una prioridad. ¿Si no defienden adecuadamente los derechos de sus propias mujeres, como lo harán de las ajenas?
Pero tuve la gran fortuna de encontrarme con un grupo que sí se apasiona por este tema. Durante uno de los talleres del City Plaza una representante de la coalición feminista griega To Mov (el malva) repartió panfletos con importante información en griego, árabe, farsi, francés e inglés a los residentes y la los asistentes a los talleres para su consecuente difusión entre la comunidad refugiada. To Mov administra un periódico digital que se centra en temas de sexualidad, derechos de las mujeres e identidades de género de manera interseccional. En el panfleto se detallaron los derechos de las mujeres refugiadas en Grecia, particularmente cuando se trata de acceder a las ayudas legales o médicas. Prestaba una atención especial a las solicitudes de refugio o asilo por motivos de género y persecución. Explicaron que una mujer tiene el derecho de ser asistida legalmente por alguien de su propio sexo, que las mujeres tienen derecho a atención perinatal en su hospital más cercano, y que tienen derecho al aborto (han aumentado los números de embarazos en los campos). Les alentan a que lleven este papel con sus derechos en la mano, que los presenten ante cualquiera que intente negárselos, y que acudan a los números de asistencia proveídos al final del folleto si requieren un defensor legal.
Es natural que las mujeres refugiadas, trasladadas a un país con una cultura, un idioma, y un sistema legal diferentes al de su país natal, no conozcan bien sus derechos. Apoyo la teoría de que los que desean abusar de nuestros derechos dependen de que no los conozcamos, y en general si no los exigimos, nos los quitan. Por lo tanto, es especialmente crítico que las poblaciones marginadas estén informadas, y que haya recursos para apoyarlas de alguna forma, aunque sea la mas mínima. Los obstáculos a los que nos enfrentamos las mujeres a veces parecen infinitos, y hasta las más fuertes y formadas nos quedamos mudas en el momento de exigir respeto por nuestra propia humanidad. El apoyo y la solidaridad es imprescindible, en particular para las que viven momentos de crisis. Tenemos que educarnos entre nosotras y llevarnos de la mano cuando podamos.
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