“Los niños son como esponjas”

Los adultos tendemos a minimizar el mundo interior de los niños y las niñas, tanto sus pensamientos como sentimientos. Pareciera que la opinión de una persona no se toma en serio hasta alcanzar cierta edad. Sin embargo, las emociones de los y las pequeñas son extremadamente importantes, debido a que su cerebro se encuentra en desarrollo y es a esta edad a la que aprenden lo que son las emociones, cómo manejarlas… Efectivamente, tal y como se dice, los niños son como esponjas y todo lo que aprenden en este momento vital sobre emociones, definirá sus herramientas emocionales e inteligencia emocional cuando sean más mayores.

Los objetivos de la educación emocional son, entre otros: ayudar a identificar las emociones, tanto en uno mismo, como en los demás; desarrollar la capacidad regulatoria emocional; desarrollar las habilidades sociales; conseguir las herramientas necesarias para construir una buena autoestima.

Al hablar de educación, pensamos en un modelo tradicional, que consiste en la transmisión de conocimientos académicos. Hace ya un tiempo que se están evidenciando las lagunas de este tipo de educación, y cada vez se valoran más otras aptitudes. La educación emocional es un medio que ayuda al desarrollo personal de los niños, además de favorecer la inteligencia emocional, las relaciones sociales y el bienestar general. Se debe implementar tanto en casa como en el colegio.

En lo que respecta a la educación emocional en casa, los siguientes consejos pueden ser útiles:

  • Hablar frecuentemente con los niños y niñas sobre las emociones, para que se acostumbren a ello, no sea un tema tabú, y aprendan desde pequeños a identificar sus sentimientos.
  • No juzgarles ni “reñirles” por sus sentimientos: cuando se les enseña a los niños que hay algunas emociones que son buenas y otras que son malas, les enseñamos a reprimir una parte de estas, lo que puede llevar a una gran frustración. No hay emociones buenas y malas, sino emociones agradables y desagradables. Todas las emociones son necesarias y son válidas. En su lugar, se les debe enseñar a cómo regularlas, y cómo actuar ante estas emociones.
  • No encasillarles por sus sentimientos: “Este niño es muy gruñón, siempre está enfadado” o incluso cuando los comentarios son positivos “esta niña siempre está feliz, es muy sonriente”, no son beneficiosos para el desarrollo de los niños, puesto que la ira, la felicidad, la tristeza… no son más que sentimientos, y no son parte de nuestra personalidad. Cuando se les etiqueta, actúan en consecuencia, y podemos hacer que sientan la presión de estar siempre felices, o mermar su autoestima por hacerles creer que son de cierta manera.
  • Utilizar recursos visuales y juegos para trabajar las emociones y sentimientos. Es tan obvio como importante tenerlo en cuenta. Los niños aprenden mediante estímulos, por lo que siempre es una buena opción transmitirles enseñanzas de formas didácticas.

En cuanto a la educación emocional en el colegio, el ministerio de educación ya está fomentando la inclusión de la educación emocional en las aulas, y algunos gobiernos autonómicos, ya han desarrollado propuestas. En el caso del Gobierno Vasco se titula “Propuesta para trabajar el ámbito socio-emocional y la cohesión grupal: emprendiendo un camino desde lo aprendido”. Esto señala que ya se está dando un cambio, pero son las escuelas las que deben decidir si unirse a él o no.

Referencias:

Gobierno Vasco. (2021). Propuesta para trabajar el ámbito socio-emocional y la cohesión grupal: emprendiendo un camino desde lo aprendido. https://www.euskadi.eus/contenidos/documentacion/inn_doc_convivencia/es_def/adjuntos/ES_Ambito-emocional_behinbetikoa-zuzenduta2.pdf

UNIR. (2021). La importancia de la educación emocional en la etapa de Educación Infantil. https://www.unir.net/educacion/revista/educacion-emocional-infantil/


Sare Álvaro Campo. Alumna del doble grado en Relaciones Internacionales y Derecho de la Universidad de Deusto. www.linkedin.com/in/sare-álvaro-campo-364503268

*Imagen: UNICEF

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